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domingo, 8 de febrero de 2015

SILENCIO (dos) Los otros silencios.



No te imaginas la cantidad de caras que tiene el silencio. Y las cruces. Silencios que no lo parecen pero son más crueles que el propio silencio. Cualquier estratega de guerra sabe que el peor enemigo es el interno, el infiltrado. Hay silencios infiltrados dónde menos te lo esperas.
Cuando hablas  solamente si te preguntan, un silencio infiltrado se escurre por las grietas de lo que nunca se dijo, agravado por la tendencia a asentir como un imbécil. Se infiltra en reuniones con la familia de tu novia o esposa, pero también en las entrevistas de trabajo o en las conversaciones con las autoridades… Te deja sólo ante el peligro y con cara de estúpido, con un ramo de flores de papel debajo de la tormenta del siglo.

Conocí a Vladimir en una Isla cerca de Gotemburgo. Era cubano. Él sabía muchísimo de silencios: silencios revolucionarios, castristas, socialistas, comunistas, marxistas, maoístas… tenía un auténtico muestrario de silencios: evidentes, camuflados, infiltrados… en una conversación debajo del sol de medianoche lo asalté, joven e ignorante, con una opinión sobre los silencios.
 - En Cuba no hay libertad de expresión.
-Es cierto, pero no sé si es mejor tener un gobierno que te prohíbe hablar, o tener uno que te lo permite hasta cierto punto, pero no escucha y hace lo que le viene en gana, independientemente de que haya mil o un millón en la calle. Eso también es un silencio… debería llamarse “sordencio” o algo así… -Nos reímos como estúpidos, un español y un cubano cagándose de risa en una isla de Suecia un día de junio bajo el sol de las 12 de la noche.

A Rodrigo lo detuvieron en una manifestación, tenía rastas, luchaba contra un desalojo y tenía 22 años. Triple delito en este país. Lo encerraron en una comisaría y cuatro agentes encapuchados comenzaron a golpearlo  hasta dejarlo tendido en el suelo al lado de tres rastas arrancadas. El médico que evaluó su estado no encontró ningún signo de violencia, en silencio rellenó un informe en el que decía que las lesiones se las había hecho en la manifestación. Rodrigo se confesó autor de un incendio y resistencia a la autoridad. Era cierto, resistió los golpes como pocos lo habían hecho. Jamás volvería a gritar en una manifestación.
Silencios camuflados en las promesas electorales, escondidos detrás de mentiras, silencios pactados entre jueces y policías, silencios de muertos al cruzar la valla, silencios de los responsables cuando el pueblo soberano pide explicaciones. Algún día amaneceremos y los periódicos no tendrán ni una sola palabra escrita. En los noticieros no dirán ni una sola frase. Algún día todo el mundo admitirá que el silencio es, al menos, mejor que la mentira.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

!!!

...


;) :)

Anónimo dijo...

Cierto Marcos, muy bien expresado. Meneses